No hay carreteras ni hoteles y la única forma de llegar es en un ferry desde el puerto de San Paolo. No hay palacios, solo un par de casas y un restaurante, del cual cabe aclarar, su dueño es el rey. El último censo arrojaba 11 habitantes y unas 100 cabras salvajes que parecían tener dientes de oro. 

El Reino de Tavolara tiene 185 años, no tiene fuerzas armadas y una familia lo gobierna hace casi dos siglos. 

Todo empezó con un viaje y una acusación. En 1807 el genovés Giuseppe Bertoleoni, casado con dos hermanas y acusado de bigamia, decidió buscar un lugar donde huir acosado por la gente de su pueblo. Y encontró ésta deshabitada isla de cabras con dientes de oro, donde decidió asentarse y convertirse en el primer colono. 

Carlos Alberto de Saboya, rey de Cerdeña, escuchó sobre esta isla y sus cabras salvajes con "dientes de oro", que en realidad tenían ese color por estar teñidas de un color amarillo dorado debido a las algas y los líquenes que consumían, y decidió ir allí en 1836 para cazarlas. El encargado de recibirlo fue Paolo, el hijo de Giuseppe. 

Al llegar a Tavolara, el monarca de Cerdeña se presentó: "Carlo Alberto, rey de Cerdeña". Y recibió como respuesta: "Soy Paolo, rey de Tavolara". La excursión real duró tres días, en los que se dieron el lujo de cazar varias cabras y tener un gran festín. 

Al partir, el rey Carlos Alberto quedó tan complacido con su estadía en la isla que al volver a sus tierras le envió a Paolo unos documentos que decían que Tavolara no pertenecía al Reino de Cerdeña. Entre éstos, un pergamino de la familia real: la Casa de Saboya. Esto, por supuesto, certificaba el estatus de monarquía. 

Tras el reconocimiento de feudo independiente, Paolo Bertoleoni creo rápidamente el escudo de armas del pequeño reino, de color rojo con una estrella amarilla en el medio y una corona en la parte superior. Además, dibujó un árbol genealógico de la familia real y mandó a construir un cementerio para él y sus descendientes. Allí descansa hasta hoy. 

Pero el reconocimiento internacional no quedó ahí. La reina Victoria de Gran Bretaña mandó un buque militar a la isla para que los oficiales tomaran una foto de la "familia real" de Tavolara. La imagen del clan Bertoleoni estuvo enmarcada en oro durante años y exhibida en el Palacio de Buckingham con la leyenda "El Reino más pequeño del mundo". 

Paolo murió en 1886 y la familia siguió gobernando la pequeña isla. Tonino Bertoleoni nació en 1933 y es la séptima generación de esta particular monarquía. “Soy probablemente el rey más ordinario del mundo. El único privilegio que disfruto es el de tener comida gratis”, confiesa el hombre de 88 años. 

Dueño del único restaurante de la isla, un emprendimiento familiar en el que trabajan sus hijos y su sobrino. Una copia de aquella imagen exhibida en el Palacio de Buckingham está en las paredes del bar. Por otra parte, Tavolara es uno de los destinos preferidos para realizar buceo por sus impresionantes costas y la gran variedad de fauna marina que posee. En 1962 la OTAN instaló una base militar en plena Guerra Fría. Esto generó que una cuarta parte de la isla quedara como zona prohibida para sus pocos residentes y, en efecto, mucha gente decidió emigrar. 

Tonino es el actual monarca de un reino perdido en el medio del mar Mediterráneo, que poca gente conoce pero que sigue exhibiéndole al mundo, con orgullo, el curioso título del "Reino más pequeño del mundo". 

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