En la Argentina entre 30.000 y 40.000 personas por año sufren de muerte súbita, y la atención inmediata es lo que puede cambiar su destino.

Desde que una persona sufre un paro cardiorrespiratorio y su corazón se detiene, cada minuto cuenta para poder salvarle la vida. En una empresa, un colegio, un club, donde conviven a diario cientos o miles de personas, es fundamental que la mayor cantidad de personas sepan realizar las maniobras de RCP (Resucitación Cardiopulmonar), para poder atender al paciente inmediatamente ocurrido el paro hasta que llegue la atención de la ambulancia.

Las capacitaciones existentes pueden ser virtuales o presenciales pero la capacitación presencial tiene una utilidad extra, darles a los asistentes la posibilidad de practicar la maniobra de RCP con maniquíes especialmente diseñados para los cursos, ya que emulan las mismas características de un cuerpo humano.

La atención inmediata con las maniobras de RCP puede salvar vidas y mejorar la sobrevida del paciente. Pensemos que, entre el momento del paro y los primeros cuatro minutos el daño cerebral es improbable, entre los cuatro y seis minutos el daño cerebral es posible, entre los seis y los diez minutos el daño cerebral es probable y después de los diez minutos sin atención, la muerte cerebral es probable.

Algunas acciones simples y bien aplicadas pueden cambiar el destino en la vida de una persona. Un paro cardíaco puede producirse en cualquier momento y la víctima podría ser un ser querido o alguien a quien podamos ayudar. Cada segunda cuenta. 

Sobrevivir a un paro cardíaco es posible gracias a la RCP.

Un paro cardíaco es la alteración eléctrica del corazón que produce un ritmo irregular e interrumpe el flujo de sangre a nuestros órganos y la circulación del oxígeno. Es una de las principales causas de muerte. Aproximadamente el 90% de las personas que lo sufren no lo superan. La supervivencia depende de alguien cercano que realice la RCP de forma inmediata.  

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