En Francia, Estados Unidos, Rusia, Argentina, Inglaterra y la India, entre otros países, se desarrollan vacunas nasales para bloquear la posibilidad de entrada del virus completamente en personas sanas.

Si bien las vacunas ya disponibles se inyectan y protegen a las personas contra la enfermedad grave de la hospitalización y la muerte, ahora hay científicos que están apuntando más a directamente evitar que se adquiera la infección. Esperan lograrlo con el desarrollo de vacunas que se coloquen con un spray nasal. La idea que persiguen es bloquear la posibilidad de entrada del virus completamente en personas sanas.

Con el inoculante nasal, se pasaría de la inyección en el brazo a la inhalación por la nariz. Se podría crear un muro de inmunidad justo en el lugar en el que los virus encuentran su punto de apoyo y se cortaría la propagación de los mismos. De esta manera, se evitarían incluso las infecciones leves por la variante Ómicron y sus sublinajes o por alguna otra variante que podría surgir.

La científica Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, en los Estados Unidos, había dicho a principios de 2021 que pensaba en su investigación sobre la vacuna nasal como preparación para la próxima pandemia. Pero Ómicron le adelantó los planes.

“Al ver todas estas nuevas variantes que son mucho más transmisibles y que hacen que nuestras vacunas sean inútiles para la prevención de la infección, fue cuando nos dimos cuenta de que podríamos tener la oportunidad de aportar algo durante esta pandemia”, dijo Iwasaki al diario The Washington Post.

Iwasaki ya desarrolló un aerosol nasal consistente en la proteína de la Espiga en una suspensión salina. Esta estrategia no funcionaría como primera ronda de vacunación, pero podría ser potente como refuerzo. Se licenció la tecnología a la empresa Xanadu Bio, en la que Iwasaki es cofundadora.

La ventaja de una vacuna nasal es que genera fuerte inmunidad localizada en el tejido donde el virus ingresa. 

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